Olvidar el cemento que cubre los cuerpos que habitan los campos santos.
Desmemoriado por el tiempo. Postergar las visitas, descuidar el rezo y las plegarias que un día se
ofrecieron en un novenario. Atolondrados, negados al pasado, desatender la lápida que cubre y lleva
la inscripción del que alguna vez fue; ellos son los olvidados.
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